¿Se puede controlar, de verdad, el acceso de los menores a las páginas para adultos?

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Webs Porno y los niños

Los últimos informes sobre el consumo de niños y jóvenes de pornografía son desalentadores. Según Save the Children se ha adelantado la edad del primer contacto con páginas para ‘adultos’ a la edad de los 12 años, y 7 de cada 10 menores la consumen frecuentemente.

Hay más datos alarmantes. El propio presidente del Gobierno, en declaraciones al diario El País, manifestó hace unos días que estamos ante una «auténtica epidemia» y daba algunos datos que calificó de demoledores. «Uno de cada cuatro jóvenes de menos de 12 años ha tenido o tiene acceso y consume páginas para adultos. Casi la mitad de los jóvenes de menos de 15 años lo consumen».

«Ante estos devastadores números, el Gobierno, por fin, ha entrado en acción, y está preparando una ley para proteger a los niños utilizando barreras tecnológicas que les impidan el acceso por internet. Por ahora, se desconocen los detalles del proyecto, pero la postura va en la línea de las prevenciones y advertencias de los especialistas, que se han disparado en los últimos años. El plan aprobado es, en realidad, el Informe sobre protección integral de menores frente al acceso a la pornografía en internet, que no ha sido publicado, pero sí filtrado a medios. Sin embargo, desde el propio Ejecutivo se niegan a compartir el documento», escribían en el diario digital El Confidencial.

Se prevé que el sistema de identificación entre en funcionamiento este verano

De momento se sabe que participarán la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) en colaboración con la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT) y que se tratará de un sistema de identificación garantista, anónimo y basado en la identificación del dispositivo, donde habría que acceder con DNI o algún tipo de certificado digital. La iniciativa considera la creación de dos aplicaciones móviles, una que verifique la edad y otra que filtre los contenidos.

Para acceder a las páginas para adultos habrá que instalarse la app -tipo cartera digital- en la que se cargará un documento o certificado emitido por una entidad de confianza donde figure la edad. En el caso de que se quiera entrar mediante ordenador se comprobará la edad a través de un código QR. Está previsto que este verificador entre en funcionamiento este verano, y que todas las páginas web con contenidos etiquetados como inadecuados para menores (pornografía, violencia nociva o casas de apuestas) deberán incorporar el filtro de edad con el riesgo de ser multados con hasta el 2 % o 3 % de su facturación si no lo hacen.

Los adolescentes intentarán superar esta barrera

De momento todo son conjeturas del proyecto de ley del Gobierno. Habrá que esperar a conocer todos sus detalles y formas de poder controlar esta lacra que asola entre los menores. Hay una cosa clara, si los más pequeños, hasta los 12 o 14 años consumen porno, parte de la culpa la tendrán los padres. Existen numerosos instrumentos y aplicaciones de las que hemos dado muchos detalles para poder supervisar su actividad en las redes e Internet.

Pero como en los tiempos que corren los padres no podemos estar estar en todo, este filtro puede funcionar y ser eficaz entre los peques. Otra cosa son son los adolescentes a partir de los 15 o 16 años. Si no es difícil comprobar cómo a partir de esas edades muchos ya son capaces de comprar tabaco o alcohol y organizar botellones con total normalidad, me temo que no les costará mucho soslayar el verificador. Casi siempren consiguen la colaboración de algún hermano o amigo mayor de edad. Y aunque es aconsejable intentar poner un programa que controle su móvil o ordenador, puede ser el comienzo de una guerra familiar. Además, seguro que muchos de estos ‘teen’ tienen unos conocimientos informáticos muy superiores a sus padres y no tendrán grandes problemas en burlarse de las medidas de seguridad que intentemos imponerles.

Hecha la ley, hecha la trampa

También me preocupa la reacción de la industria de webs para adultos. Es lógico pensar que a muchos consumidores de pornografía, mayores de edad, no les haga gracia tener que dar sus datos, aunque sea teóricamente de forma anónima, para acceder a este web, y probablemente dejarán de utilizarlos. En Estados Unidos ya hay compañías que no distribuyen estos contenidos en algunos estados donde las leyes obligan a identificarse a los usuarios. Esto supondrá unas grandes pérdidas a las compañías de pornografía que incorporen el filtro de identificación en sus webs. Las empresas que sean legales quizás se atengan a la normativa, pero quién nos asegura que otras con menos escrúpulos implantadas en países menos ‘exquisitos’ no puedan distribuir su contenido de forma camuflada a través de servidores, por poner un ejemplo, moldavos.

Habrá que ver la ley, y las implantaciones técnicas que incorporen. Pero me temo que será difícil. No soy muy optimista. Hecha la ley, hecha la trampa, y en España, desgraciadamente, somos expertos en todo tipo de picarescas. Quizás nos tendremos que conformar con ser capaces de vetar el acceso a los más pequeños con estas medidas y las otras ya existentes de control parental de los dispositivos. En cualquier caso, es una ley que hay que desarrollar de forma inmediata.