Hoy os traemos una receta típica de la Semana Santa, las patatas a la importancia, que seguro muchos hemos podido degustar alguna vez en casa de nuestras abuelas durante nuestra infancia e incluso ahora en algún restaurante de cocida casera.
El ingrediente principal es la patata, la cual ha pasado en este plato, de ser una simple guarnición que acompaña a una carne o un pescado, a convertirse en un plato contundente. Además, su sencillez e increíble sabor hacen que sea una perfecta opción si se tiene visitas. Lo mejor de todo es que su coste no te hará un agujero en el bolsillo.
Una receta imprescindible en nuestras cocinas
El origen de este plato tradicional se encuentra en la provincia de Palencia, más concretamente en la región de Alto Campoo. Es una receta que ha ido pasando de generación en generación hasta convertirse en un sello de identidad de todo el norte peninsular. Asimismo, es todo un referente del recetario español de cocina de ‘aprovechategui’, como enunciaría el chef Sergio Fernández de Canal Cocina.
Las patatas a la importancia es un plato que nos aporta energía, indicada especialmente para deportistas y niños en fase de crecimiento, aunque es recomendable para el consumo por parte de todo el mundo debido a sus propiedades nutritivas ¡y su increíble sabor!
Como preparar esta receta de cocina
Su elaboración es muy sencilla y no os llevará más de 60 minutos en tenerlas listas. Si quieres que los niños participen en su preparación ¡adelante!, se lo pasarán genial. Los ingredientes, a diferencia de otras recetas, los podéis encontrar fácilmente, siendo normal tenerlos en nuestras despensas del día a día. Naturalmente hablamos de su ingrediente principal, las patatas, que unido huevos, cebolla, ajos, harina, aceite -por favor, de oliva-, sal, un poco de perejil, un ‘culín’ de vino blanco y unas hebras de azafrán (opcional) nos harán triunfar cualquier día de la semana, incluso si tienes invitados en casa. El precio para elaborar esta receta para 4 raciones no supera los 3€.
Su elaboración paso a paso
Pela las patatas (unos 800 gramos), córtalas en rodajas de 1 centímetro aproximadamente y sazónalas. Bate los huevos (2 unidades) en un bol. Extiende harina en un plato a discreción.
Pasa las patatas por huevo batido y harina. Fríelas brevemente en una sartén con el aceite y escúrrelas sobre un plato forrado con papel absorbente de cocina. Aparta y reserva.
Pela y trocea los ajos y májalos (machácalos) en el mortero. Añade las hebras de azafrán, el vino blanco y mezcla bien.
Pon un poco de aceite en una cazuela (escoge un tamaño donde quepan las patatas ya preparadas). Pica la cebolleta finamente y ponla a pochar. Sazona. Añade una cucharada de harina y rehógala brevemente. Agrega el majado y mezcla bien.
Coloca las patatas y cúbrelas con agua (si quieres que salgan más sabrosas, usa un poco de caldo que tengas por casa). Cocínalas a fuego suave durante 15-16 minutos, removiéndolas de vez en cuando. Pruébalas y corrige de sal. Preséntalas en la mesa en una fuente honda (o en la misma cazuela) espolvoreadas con el perejil picado, sirve ¡y a disfrutar toda la familia!
