Madrid, pueblo a pueblo, con niños (XXII): Torremocha del Jarama

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Torremocha del Jarama visita fabrica de harinas

Regresamos a la Sierra Norte de Madrid, a 61 kilómetros de la capital y lindando con la provincia de Guadalajara, para encontrarnos con una agradable sorpresa: una pequeña población (con solo 18,49 kilómetros cuadrados de superficie), pero repleta de encantos. Todo nos traslada a un lugar único a orillas del río Jarama y del arroyo San Román, con cuidadísimas casas, una bella iglesia, dos encantadoras plazas, vías pecuarias por las que realizar rutas y mucho, mucho arte. Torremocha del Jarama es un pueblo de pocos habitantes -y muchas empresas, casi un centenar-. Es un municipio con vida y movimiento.

Un pequeño gran municipio

Los primeros documentos que acreditan su fundación son del Imperio romano, pero su población no se asentó hasta la Edad Media, en torno a una torre de una antigua fortaleza (dicen las crónicas que de finales del siglo XII) a la que se anexionó una ermita. A mitad del siglo XVI se convirtió en la Iglesia de San Pedro Apóstol, una de las pocas huellas de arte románico que quedan en la Comunidad de Madrid. Pero también cuenta con elementos góticos –las pinturas del ábside- y decoración mudéjar. Es una bonita iglesia.

En el siglo XVI ya eran muchos los campos de cereales, olivos y viñedos -hay varias señalizaciones en sus calles que detallan los lugares de elaboración vitivinícola- que enmarcaban un municipio que crecía y en el que también destacaba el agua (Canal del Alto Jarama, Canal del Atazar y Canal de Cabarrús, hoy en desuso). Más de diez puentes de piedra llegaron a cruzar las vías de agua. Actualmente se contemplan en caminos para practicar senderismo.

Además de la creciente industria, sobre todo en torno al cereal, las actividades artesanales dieron fama al lugar. Hoy todavía se puede ver a algunos de los habitantes trenzando mimbre o esculpiendo figuras de madera a las puertas de casa de adobe con tejados de teja árabe. En muchas de estas viviendas figuran placas que hacen referencia a quienes las han habitado.

Un lugar con mucho arte…

Torremocha del Jarama
Fuente de las Tinajas

Una de las primeras paradas es su bella y recoleta Plaza Mayor en la que se encuentra el Ayuntamiento, algunas de las casas más destacables, un carro original que se ha convertido en monumento y una coqueta fuente. Junto a la iglesia está la Fuente de las Tinajas con seis grandes tinas de barro, muy bonitas. Muy cerca está la Plaza de San Isidro con su Fuente del Pozo (también original y de piedra). Y, en homenaje a uno de los muchos oficios tradicionales de la población, podréis ver una antigua prensadora de agua.

En las afueras del pueblo, hay dos fincas -hoy dedicadas a eventos y celebraciones- que conforman un conjunto de edificios. Son la Antigua Fábrica de Harinas (foto portada) y la Finca de Oficios (con el conocido como Torreotón, de origen medieval). Lamentablemente, solo se pueden ver por fuera. Pero, además, Torremocha del Jarama cuenta con un centro de arte más que destacable. Un complejo de 35 naves y talleres alberga el Centro Artesanal Torrearte, en el que podréis comprobar el trabajo artesanal -es interesante que los pequeños de la casa ven los arados, trillos, yuntas y otros aperos del trabajo ‘del pasado’- y también podéis adquirir piezas. En el mismo espacio se encuentra el Museo de Agricultura y la Oficina de Turismo.

… también en sus calles

Algo que también va a llamar vuestra atención en este pueblo-museo son los murales que decoran las calles del casco urbano, realmente curiosos y obra de artistas locales. Además de las pinturas, hay esculturas al aire libre distribuidas por el centro y los alrededores.

Del picoteo a la mesa

Aunque solo a 4 kilómetros por carretera se encuentra una bellísima localidad de la Comunidad, Patones, con una destacable oferta gastronómica, si no queréis moveros de Torremocha del Jarama os recomendamos dos locales de restauración, que a los peques les gustarán mucho. Uno de ellos es La Nueva Mansiega (calle Río Jarama). Cuenta con terraza y es ideal para una comida en familia. Como en el resto de pueblos de la zona, las migas y el rabo de toro son un referente. Los niños (y vosotros) podéis disfrutar de unas buenas hamburguesas o de una tortilla excelente. Kiosko Terraza Lolo’s Bar (Plaza del Comercio, 4) es otro lugar que os sugerimos. Cuenta con buenas opiniones sobre atención y precio, y, claro, sobre la propuesta gastronómica. La carne y los calamares son dos estrellas de su carta. Y las hamburguesas están buenísimas. Ya podéis empezar a planificar la excursión.