Lo que vimos a través de La Bola de Cristal

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la bola de cristal TVE

Los nacidos en los años 70 –incluso en los últimos 60- recodaréis la ‘revolución’ que el programa La Bola de Cristal provocó en vosotros. Allí seguramente conocisteis a Alaska, a los cómicos Pedro Reyes y Pablo Carbonell y a muchos grupos de lo que se denominó La Movida. Pero, sobre todo, recordaréis a los Electroduendes o a la malvada Bruja Avería. Todo esto ocurrió entre 1985 y 1988. Era un programa dirigido a los niños, pero también a los adolescentes, ya que su franja de edad se extendía a los espectadores de hasta 18 años.

Revolucionó la programación infantil de televisión

Por edad, yo estaba más próxima a la de los protagonistas del programa que a la de los pequeños espectadores, pero también lo vi, ya que rompía moldes frente al resto de la programación infantil de la época, que parecía dirigirse a niños cuya edad se había detenido ‘para siempre’ en los 3 o 4 años. Solo Barrio Sésamo –la versión española de Sesame Street-, con el que La Bola de Cristal convivió en TVE durante algunos años, se salvó de ese infantilismo empalagoso, y eso que era un programa dirigido a los más chiquitines. Cumplía muy bien su objetivo, mientras que La Bola iba más allá.

El pasado día 20 de enero recibíamos la noticia de que Lolo Rico, creadora, impulsora y directora de La Bola de Cristal, había fallecido. Ella fue la primera directora de un espacio de televisión. Más tarde estuvo al frente del área de programas infantiles y juveniles. En el recuerdo nos dejaba, con su marcha, frases únicas de su programa, como “yo solo no puedo, con amigos sí” o “tienes quince segundos para imaginar, si no se te ocurre nada, quizás debería ver menos tele” –frase que, irónicamente, se pronunciaba en la propia tele-.

Un programa transgresor con muchos valores

Lolo Rico Bruja Avería

Lolo Rico, guionista, escritora, mujer inteligente y transgresora, nos dejó momentos inolvidables y a algunos críticos televisivos de entonces, dolores de cabeza. No se sabía si les gustaba el programa o no, o si seguían directrices a la hora de opinar sobre un espacio en el que se opinaba sobre todo lo que ocurría en el momento.

Pero lo cierto es que esa bola de cristal mágica triunfó –consiguió dos TPs de Oro en 1985 y 1987- y, en sus cuatro apartados o secciones, nos dejó lecciones de libertad –los niños no eran tontos- y también de avance, por ejemplo, en lo relacionado con el mundo audiovisual. Allí vimos (muchos padres compartieron el programa con sus hijos) los primeros videoclips (de Loquillo, Kiko Veneno, Radio Futura o de la propia Alaska con Dinarama, por ejemplo) y los Electroduendes, con la Bruja Avería al frente, nos trasladaron, entre otras cosas, la pasión por el cine –la Bruja Truca- y la música y el sonido –Maese Sonoro-.

En la tercera parte del programa –que, según avanzaba, subía la edad de los jóvenes espectadores-, la propia directora realizaba entrevistas a personas destacadas de la época. Después, Javier Gurruchaga, en su particular noticiario, actuaba como un divertido destroyer, sin guion fijo.

Un programa infantil que rompió moldes

El programa, cuyo título hacía referencia a la televisión –aunque pocos televisores tuvieran forma redonda-, nos trasladaba a través de la mágica bola a la importancia de la lectura y del cine, a no acercarnos a hábitos como fumar, a la solidaridad, a soñar sin miedo… Y también nos dejó frases únicas y divertidas –las expresiones guay no se han inventado en los últimos años-, como “no te gripa” o “me importa un vatio”, y, no lo interpretemos mal; siempre dentro de un contexto divertido. La bola de cristal era ocurrente y didáctico (claro, para gustos, colores). Los propios duendes de la electrónica, que iniciaban cada sábado su emisión con la canción “Somos los electroduendes”, eran ‘críticos’ con el propio programa.

El programa La Bola de Cristal se reemitió en 2008, y hoy sus vídeos están disponibles en Televisión a la Carta, de RTVE, y también en YouTube. No estaría mal que los niños de hoy, vuestros peques, les echasen un vistazo. La decisión es vuestra, pero yo os lo recomiendo; seguro que crecerán con menos miedo y verán muchas cosas de manera diferente, más alegre y positiva.

Con su adiós, Lolo Rico se llevó el secreto de un programa como aquel, que no se ha repetido, ni de lejos. ¡Vaya por ella!