«Tiene 6 años y se sigue haciendo pis en la cama»

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sigue haciendo pis en la cama

“Hijo, ¡otra vez! Pis en la cama”. Quizás habréis oído esa frase de boca de vuestra madre (hace años, menos de boca de vuestro padre) o quizás la pronunciéis vosotros ahora (padre o madre) cuando vuestro hijo/a se levanta de la cama, atemorizado, avergonzado, porque ha vuelto a ocurrir; las sábanas y el colchón están empapados y él/ella siente que el mundo se hunde a sus pies. Tiene miedo de que se os escape lo ocurrido –aunque sea con preocupación- en una conversación con los padres de sus compañeros de colegio y, peor aún, de que éstos se enteren y se burlen. Pues, no rotundo a la frase inculpatoria dirigida al peque, ya que le puede provocar un trauma por algo de lo que él no es responsable y que no puede controlar el hacerse pis en la cama.

¿Qué es la enuresis y por qué se produce?

Lo que posiblemente le ocurre a tu hijo es lo que se conoce como enuresis infantil, incontinencia urinaria durante las horas del sueño nocturno. Es más habitual de lo que imaginamos. Las cifras ‘oficiales’ arrojan el número de peques afectados por este tema en España en el último año: ronda el medio millón de niños. Las causas pueden ser de distinto tipo, orgánicas, hereditarias o psicológicas. La doctora Ana María Fernández Lozoya nos lo aclara.

Enuresis Infantil
Enuresis Infantil

“Hay que distinguir –señala- entre la enuresis primaria, que es la que padecen los niños que al cumplir los 5 años siguen mojando la cama sin, aparentemente, sintomatología asociada, y la enuresis secundaria, que es la que aparece en niños que no han tenido micciones nocturnas durante unos seis meses y vuelven a mojar la cama. En la mayoría de los casos, y en ambos tipos de enuresis, se da más en los varones”

La falta de control de esfínteres durante el sueño nocturno responde a una especie de inmadurez de la vejiga; se produce una disminución de la hormona que, a su vez, disminuye el filtrado del riñón. No debe alarmar. Se puede producir por distintos motivos.

La de tipo orgánico es la más común y tiene tratamiento

Según la doctora Fernández Lozoya, “la enuresis monosintómatica –aparentemente no hay otro síntoma que el de la pérdida de orina durante el sueño- es la más extendida, el 80% de los casos, y responde a causas orgánicas o a un sueño profundo y tiene tratamiento. En el 40% de estos casos es, además, genética; seguramente uno de los dos progenitores también la ha padecido. Si persiste con frecuencia a partir de los 5 años hay que acudir a la consulta del pediatra para que valore el problema, realice un estudio clínico y descarte anomalías de otro tipo y, si lo considera necesario, prescriba un tratamiento con desmopresina, un medicamento que sustituye a la hormona antidiurética. Pero, por lo general, basta con un tratamiento conductual”.

Una terapia que funciona: refuerzos positivos

Cuando no hay otro tipo de problema orgánico, se puede tratar desde casa con terapias conductuales. A veces se opta por poner un despertador, si el motivo es un sueño profundo. El peque se despierta para hacer pis. Otras veces, si es más pequeño, hay sistemas de alarma que suenan cuando se moja el pañal o la cama. Pero, según la especialista, lo que suele funcionar mejor son los refuerzos positivos: “cada noche que el niño no se haga pis en la cama se le otorga, por ejemplo, una estrellita que se pega en un corcho o panel en su habitación; se premia su conducta”.

En pocos casos la causa es psicológica, pero una enuresis física sí puede provocar trastornos traumáticos

Doctora Ana María Fernández Lozoya

Al contrario de lo que se piensa, pocas veces la enuresis tiene origen psicológico. En estos casos –entre un 10% y un 20%- es algo puntual y se debe a un episodio que les ha marcado: la llegada a la familia de un nuevo hermano, la pérdida de un ser querido, la separación o divorcio de los padres… “Lo que sí suele ocurrir con más frecuencia –señala la doctora- es que la enuresis física provoque trastornos traumáticos. Si al niño se le reprende por hacerse pis en la cama o si en su entorno se burlan de este problema, seguramente, no quiera participar de actividades tan gratificantes como acudir a un campamento, a una fiesta de pijamas o ir de vacaciones con sus amigos y sus familiares. Esto es lo que se debe evitar. El niño no es consciente y, por tanto, no hay que regañarle y sí acudir al pediatra, porque quizás baste con una rutina educativa en casa, que se puede iniciar desde los 18 meses a los 2 años, y que el facultativo debe indicar”.