¿Deberían dejar salir a los niños a la calle cerca de casa?

Veinticinco días de confinamiento es una tortura psicológica para los más pequeños

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salir de casa con los niños

Llevamos 25 días de confinamiento y los niños todavía no han podido salir a la calle. Y esto se está haciendo muy duro. Recordad que en Italia desde el 1 de abril, y con menos días de encierro en esos momentos que actualmente nosotros, ya permitieron salir a los niños acompañados de un mayor una hora al día cerca de casa.

En España, sin embargo, esos ‘expertos’ que hasta la fecha da la impresión que gracias a sus consejos para paliar la crisis sanitaria tenemos las peores cifras de mortalidad del planeta, se niegan a permitir que los peques salgan a dar un paseíto.

Entiendo que los animales deban salir a la calle a hacer sus necesidades; algunos, como un vecino mío, está más tiempo en la rúe con su chihuahua enano que en su casa. Al paso que va le va a convertir en un perro hipertrofiado. Pero después de tanto días de permanecer en casa, los peques necesitan salir a la calle y estar al aire libre. Numerosos expertos en salud infantil, estos sí de verdad, recomiendan que realicen tres o cuatro horas de actividades en el exterior cada día.

Tened en cuenta que la mayoría de la población vive en pisos, muchos muy pequeños, en los que el roce y la falta de intimidad durante un periodo de tiempo tan largo se convierte en algo asfixiante. Con el tiempo puede conllevar consecuencias psicológicas y físicas negativas.

¿Puede aumentar el riesgo de contagios?

¿Puede aumentar el peligro de contagios? Entiendo que si las cosas se hacen de forma razonable y no se abusa de un medida como la que han impuesto los italianos, y otros países europeos, darse una vuelta con tu hijo por la manzana de tu bloque y sin crear grupos, puede ser tan segura como el que saca a pasear a su perro.

Los más críticos dirán que los españoles tendemos a coger el brazo cuando nos dan la mano, y que las medidas de control de una iniciativa como ésta son totalmente imposibles. Vale, compro el argumento, pero también es cierto que los padres en una situación límite como ésta seríamos más responsables que en nuestra vida cotidiana. Por cierto, muchos progenitores llevan a su hijo a la compra para oxigenarle un poco, como deja la norma, aún a sabiendas de que probablemente no sería estrictamente necesario y, además, el riesgo de contagio es mayor por la concurrencia de más personas.

Yo desde luego abogo porque se realice una normativa sensata que permita de forma muy limitada y controlada que los niños puedan salir a jugar un ratito fuera de casa y estar al aire libre. Como decía al comienzo del artículo, las recomendaciones de esos ‘expertos’ que no se tomaron al principio en serio la pandemia, que permitieron celebraciones multitudinarias de todo tipo cuando ya teníamos al enemigo invisible a las puertas de casa y que tuvieron tan poca previsión de proveerse del material necesario, pues eso, me traen al pairo. Cada vez que pienso en los asesores me viene a la mente el ínclito Fernando Simón, y sus jerseis con pelotillas, que después de haberse equivocado prácticamente en casi todo, tiene la poca vergüenza de seguir como portavoz de la crisis sanitaria.

Un confinamiento tan largo empieza a convertir en una especie de tortura psicológica para los más pequeños no estar al aire libre. Al menos los ‘teen’ tienen la posibilidad de comunicarse con sus amistades a través de las redes sociales. Desde nuestra publicación estaríamos encantados de descubrir actividades originales, divertidas y seguras para poder realizar mientras se da ese paseíto. La verdad es que cada día es más difícil proponer alguna para realizar entre cuatro paredes y que ya no hayan realizado.

Mientras tanto hay una cosa que me queda clara. Un perro no es más importante que los niños.