La compañía ítalo-holandesa Canti Vaganti lleva a las niñas y niños de viaje, del campo a la ciudad, con las imágenes del cortometraje Piccolino, una aventura en la ciudad como punto de partida.

Piccolino, un cine-concierto es un experimento para averiguar cómo una experiencia cinematográfica se puede volver más rica y más teatral. Mediante este proyecto, Canti Vaganti investiga cómo enriquecer sensorialmente la experiencia colectiva del cine de tal modo que la diferencia entre verla en casa o en el teatro se convierte en abismal. Puede ser sumamente interesante realizar esta investigación con niñas y niños muy pequeños, porque todavía no tienen una idea fija del cine, y porque son extremadamente abiertos a los estímulos sensoriales.

El protagonista de la película, la oruga de plastilina verde Piccolino, conocido por el espectáculo Piccolino, un cine-concierto (en cartel desde 2016), vuelve a los escenarios con una aventura nueva, esta vez acompañado por una bizarra amiga: Lola, la cucaracha.

Los artistas de Canti Vaganti tocan en directo las canciones de Piccolino, hacen bailar y cantar al público, manipulan los muñecos y los objetos, interactúan con la película creando un mundo mágico y poético, que termina en una gran fiesta. Lo que sucede en escena se traslada a la pantalla y al revés.

Tanto la película como el concierto se han realizado con gran cuidado y pasión. Las canciones tradicionales se renuevan utilizando otros ritmos y nuevos arreglos vocales e instrumentales, pero siguen valiosas en su autenticidad: no hay trucos sensacionales, ni sonidos artificiales, sino que se trabaja con pequeños gestos, instrumentos reales, músicos/actores amorosos. La película lleva los niños a un mundo de fantasía en que la magia surge por la sencillez. Los actores/músicos están con toda su atención en el aquí y ahora, interactuando con el público. Al estar en contacto con las personas que están presentes en ese único momento, surge una comunicación auténtica.

El espectáculo profundiza en temas como la amistad, el encuentro con el diferente, el descubrimiento de mundos nuevos y el disfrute de los ruidos cotidianos como si fuera música.

Edad recomendada: de 1 a 6 años