El programa de tv ‘Sálvame’ mata a la prensa rosa

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sálvame Programa de Televisión

Mi inicio en el periodismo –aunque de forma breve y tangencial- fue en la prensa del corazón. Hablamos de una época en la que las revistas del ‘cuore’ mostraban la vida, las fiestas y las casas de los grandes personajes de la crónica social, como la jet set marbellí, los aristócratas, los grandes cantantes y actores/actrices nacionales e internacionales.

Los nombres casi siempre eran los mismos, el príncipe Alfonso de Hohenlohe (fundador de Puerto Banús) y su mujer, la princesa Ira von Fürstenberg; las otras princesas: Gunilla von Bismark, Carolina de Mónaco y aristócratas como Jaime de Mora y Aragón (hermano de Fabiola, la reina de Bélgica). También eran habituales de las revistas ‘couché’ las nietas de Franco, el Duque de Cádiz, Tita Cervera (casada con el barón Thyssen), Espartaco Santoni, Julio Iglesias, Raphael, Isabel Preysler, Pitita Ridruejo, Lola Flores, Rocío Dúrcal, Concha Velasco, los galanes del cine patrio, como Carlos Larrañaga o Máximo Valverde, o los play boys internacionales, como Philip Junot. Luego se sumaban multitud de estrellas de otros países que venían a Marbella, Palma de Mallorca o Ibiza, y también toreros y tonadilleras. Había mucho postureo, la verdad, pero no dejaba de tener cierto encanto.

Eran tiempos en los que todavía los famosos no cobraban por aparecer en los medios, simplemente lo hacían por promocionar, desde el mencionado Puerto Banús y la propia Marbella, el lanzamiento de discos o el estreno de películas.

Era una crónica social amable, divertida y con los imprescindibles cotilleos de los que se tiene que nutrir la prensa rosa: casorios, separaciones, bautizos, amantes y, por supuesto, dar una muestra gráfica de las enormes mansiones en las que habitaban, las fiestas de ensueño a las que asistían y la vida lujo que disfrutaban estos personajes. Era una forma de hacer soñar a los ‘mortales’ de cómo vivía una clase privilegiada y un tema de conversación insoslayable para ir a la peluquería con un cierto fundamento.

El programa de televisión Tómbola trastoca el ‘status’

Ximo Rovira, presentador de ‘Tómbola’

Pero todo empezó a cambiar con el pago de las exclusivas. Los famosos se dieron cuenta que podían recibir unas sumas considerables por airear su vida privada a cambio de una suculenta cifra. Tal es así que se empezó a profesionalizar el ‘famoseo’ y ya solo había dos formas de aparecer en las revistas. Cobrando o con fotos robadas por los cada días más astutos, descarados y sin escrúpulos ‘paparazzi’.

El segundo ‘big ban’ de la prensa rosa apareció con el modesto programa de Telemadrid Tómbola. Su sencillo formato, en el cual, por primera vez en la televisión, un famoso acudía a un plató donde se sometía al escrutinio de un carroñero grupo de periodistas del cotilleo tuvo un éxito sorprendente. En ese momento se hicieron muy famosos los cronistas Jesús Mariñas, Karmele Marchante, Jimmy Giménez-Arnau o Lydia Lozano, entre otros. Sigue siendo recordada la estampida de Chaveli, hija de Julio Iglesias e Isabel Preysler, cuando huyó del programa y espetó su célebre frase «Esta gente son gentuza». Y lo cierto es que las cuotas de audiencia (ahora le llaman share) fueron espectaculares. Tómbola tuvo una media en Canal 9 del 27% entre 1997 y 2004 y del 24% en Telemadrid entre 1997 y 2001.

Las televisiones privadas copian el modelo

El formato fue y sigue siendo imitado hasta la saciedad en programas posteriores como Salsa Rosa, Aquí hay Tomate, ¿Dónde estás corazón? o Sálvame, en las televisiones privadas, especialmente en Telecinco. Pero tantos programas necesitaban de carnaza y quedaba claro que todos los invitados que acudían cobrando unas cuantiosas sumas eran masacrados por las hienas de los platós.

La primera vuelta de tuerca la dio el programa Aquí hay tomate, que aunque tenía un formato low cost, mucho más cutre y descarnado que los anteriores, propició el nacimiento de la única productora de televisión conocida por el gran público: la rastrera La Fábrica de la Tele y del ‘gran’ personaje televisivo (vaya nivel, por dios), el garrulo Jorge Javier Vázquez, que entre todas las lindezas que ha dicho perdurará «Sálvame es un programa de rojos y maricones». Eso sí, su carrera le ha permitido ser actualmente un auténtico millonario, y no precisamente por sus incursiones en la literatura –con una novelita autobiográfica propia de un estudiante de Bachillerato- o por sus incursiones en el teatro, solo justificadas por la capacidad de promoción gratuita que le permite su programa.

Llega Sálvame y el inicio de la decadencia de la prensa rosa

El jueves 19 de marzo de 2009 nace Sálvame para comentar el programa de Supervivientes en Telecinco, con un 25,8% de cuota y casi un millón de seguidores (976.000). Dada la rentabilidad de este espacio, la cadena decidió ubicar el formato en las sobremesas de tarde bajo el nombre de Sálvame diario el 27 de abril de 2009 y empezó a introducir contenidos del mundo del corazón. Fue la consolidación de la telebasura como fórmula de éxito.Uno de los peores momentos tuvo lugar el 23 de julio de 2009, cuando Pipi Estrada y Jimmy Giménez-Arnau llegaron a las manos durante una pausa publicitaria, tras una discusión durante el programa.

Este espacio televisivo es el paradigma de la telebasura y lo demuestra al ser el que más quejas acumula por no cumplir el Código de Autorregulación de Contenidos Televisivos e Infancia. Más de la mitad de las protestas que tiene la cadena son consecuencia de este programa.

Y cambió el formato de la prensa rosa en la televisión. Los periodistas fueron sustituidos por colaboradores sin oficio ni beneficio pero con mucha labia, malicia, mala educación y, sobre todo, muy gritones. Nos referimos a personajes como Kiko Hernández, Mila Ximénez (fallecida recientemente), Belén Esteban, Kiko Matamoros, Anabel Pantoja y muchos más, que salvo Matamoros, todos coinciden en sus mínimos estudios y en ser analfabetos funcionales.

Lo curioso es que machacaron tanto a los invitados que asistían, que los personajillos que acudían cada vez eran menos. Se fraguó entonces una primera división de los personajes que vendían, fundamentalmente en cuatro bloques: Jesulín de Ubrique/Belén Esteban y sus allegados; Rociíto/Antonio David; el clan de la Pantotoja y familiares y, en los últimos tiempos sobre todo, la familia de María Teresa Campos. Luego está la segunda división, es de decir los personajes de usar y tirar procedentes de los numerosos realities de Telecinco.

Último golpe de tuerca: el docudrama de Rociíto

Antena 3, la cadena rival de Telecinco, ya hacía años que había dejado la lucha por el control del cotilleo. Los de Vasile eran expertos y les ganaba por goleada. Sus cuotas de audiencia les permitía mantener el liderazgo en la audiencia. Pero hete aquí que la ‘cadena aburrida’ dio el campanazo con la emisión de las telenovelas turcas, arrebatándole la primera posición en un horario hasta ese momento indiscutible: el de Sálvame.

Saltaron las alarmas en Telecinco y su productora estrella, La Fábrica de la Tele, entra en pánico y crea el controvertido docudrama: Rocío, contar la verdad para seguir viva, un auténtico tostón infumable donde una pobre mujer contó sus más íntimos secretos (eso sí dicen que por varios millones de euros) y, con la complicidad de la cadena, con alevosía y nocturnidad, despedazaron a su ex marido y padre de sus dos hijos. Las audiencias volvieron y la productora tomó la decisión de seguir exprimiendo y machando (varias horas al día) al antiguo colaborador despedido de forma improcedente e inhumanar.

Todo le iba viento en popa a la cadena de Fuencarral hasta que el mencionado Antonio David se revuelve e inicia una serie de acciones judiciales alguna de las cuales ya ha ganado. Pero lo que menos se esperaba es que de forma espontánea encontrara como aliados un buen racimo de youtubers que se dedican a estos menesteres, entre los que destacan Juanjus y Jack de Corazones, que han conseguido millones de visualizaciones y que ha puesto de los nervios a los directivos de esta cadena de televisión. Tal es así que la Fábrica de la Tele ha tocado a arrebato y todos sus programas, sobre todo Sálvame y Socialité, presentado por la cada vez más histriónica María Patiño (un ejemplo de pésima, parcial e inculta periodista), han iniciado una terrible campaña para destruir con montajes, medias mentiras y mentiras al mencionado Antonio David.

Me da la impresión que judicial y mediáticamente va ganando el marido de Olga Moreno. La artillería pesada de Telecinco empieza a tambalearse y veremos que ocurre si avanza el movimiento espontáneo ‘la marea azul’ contrario a la manipulación de este caso, y que ha convocado una manifestación Málaga el día 13 de noviembre. Como siga subiendo que se preparen todas las productoras involucradas en estos programas de la entrepierna. A los directivos de una televisión extranjera que cotiza en Bolsa solo les valen los números, y no dudarán en cortar cabezas a la mínima oportunidad que tengan.

Solo falta que encuentren una telenovela, ya sea rumana, india o bielorrusa, que como funcione, cambiará el panorama de la prensa del corazón en la televisión y el de revistas como Lecturas, Diez Minutos y Semana.

Mientras tanto, tendremos que conformarnos con la única crónica rosa tradicional que existe: la imperturbable reina del papel cuché, la revista Hola, la sección del corazón del programa de Federico Jiménez Losantos y las diatribas, en Onda Cero Radio, del auténtico gossip columnist español (cómo se dice en inglés a los periodistas de sociedad), Josemi.