Desayunos y aperitivos en honor al patrón de los madrileños

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rosquillas de San Isidro

Agua, azucarillos y aguardiente. Desde que, en 1622, el Papa Gregorio XV canonizó a Isidro Labrador como santo y patrono de Madrid se oye esa ‘cancioncilla’ por algunas calles céntricas de la capital cada año el día 15 de mayo, cuando se conmemora su festividad, y también los días anteriores y posteriores. No es solo frase de zarzuela, pero quizás, aunque son los tres productos más castizos, hay muchos otros dulces y alimentos que acompañan la fiesta.

En la capital no se ven tantos chulapos y chulapas como trajes de faralaes y de corto en la Feria de abril, ni como ‘uniformes’ blancos con pañuelo rojo al cuello en los sanfermines. Madrid es más grande y los habitantes más castizos se concentran en La Pradera del Santo, en Las Vistillas y en la Plaza Mayor y aledaños. Os presentamos un programa que, a las actividades musicales, a las comparsas de Gigantes y Cabezudos y al cierre con espectáculos de fuegos artificiales (por confirmar) –actos que este año tienen lugar entre el 11 y el 16 de mayo-, añade un suculento recorrido gastronómico para disfrutar en familia.

Lo más típico: azucarillos y rosquillas del santo

rosquillas del santo

De la famosa frase centenaria, que los aguadores –también San Isidro fue su patrono- cantaban por las calles, el aguardiente se queda para los adultos. Pero todavía hoy se puede disfrutar un dulce típico y que, en su origen, estaba destinado a refrescar los paladares de los niños: los azucarillos. En la Confitería El Riojano (en la Calle Mayor, 10) los siguen despachando –desde 1855, cuando se hicieron por vez primera para la reina María Cristina-. Se elaboran con agua, azúcar y una glasa de clara de huevo con fresa, nata u otros sabores. Originalmente se introducían en un vaso de agua del que luego los chiquillos bebían.

En El Riojano se pueden adquirir también las rosquillas del santo: las tontas, que no están recubiertas y solo llevan huevo; las listas, recubiertas de listas o de Santa Clara, que están cubiertas de merengue blanco, y las francesas, con almendra en su capa. Se encuentran también en puestos de La Pradera de la Ermita del Santo, donde la fiesta se celebra a ritmo de organillo y chotis por todo lo alto.

Otro dulce inicio del día: churros y buñuelos

churros y buñuelos

Empezar el día festivo en Madrid con un buen desayuno es un placer. Aunque son muchos los lugares en los que darse un homenaje familiar (chicos y grandes), os recomendamos los más céntricos para vivir la fiesta. La Chocolatería San Ginés (Pasadizo de San Ginés, 5, muy cerca de la Plaza Mayor) es todo un referente de los churros con chocolate. Buenísimos son también los churros (y las porras) de Los Artesanos 1902 (Calle San Martín, 2), elaborados con mimo durante cinco generaciones. Y los de Chocolat (Calle Santa María, 30), con menos azúcar y acompañados de chocolate.

Si nos referimos a los buñuelos –menos apegados a estas fechas, pero tradicionales en Madrid- os animamos a que acudáis al Horno de San Onofre (San Onofre, 3). A los clásicos, de chocolate, crema pastelera o nata, se unen los de cabello de ángel, calabaza, batata, praliné o café. Todos buenísimos.

Paradas reconfortantes: tortilla de patata, calamares y bravas

Para disfrutar, ya a mediodía, de una deliciosa tortilla de patata os tendréis que desplazar un poco del centro festivo; al Mercado de la Paz (Calle Ayala 28B), en el barrio de Salamanca. Allí se encuentra Casa Dani, un pequeño fantástico local en el que se sirve la mejor de España. Sí, la elaborada por Lola Cuerda, la cocinera del local de Daniel García, se ha alzado como la ganadora del II Campeonato de España de Tortilla de Patata en el Foro Gastronómico Internacional de la Papa en Tenerife.

El secreto de este manjar lo desvela Lola: está elaborada con patata agria, aceite de girasol, cebolla, sal y, por supuesto, huevos. El toque: que está poco cuajada. Os encantará, porque si es la mejor de España, es la mejor del mundo; es una joya de nuestra gastronomía.

Otra tradición del tapeo madrileño son los bocadillos de calamares. Pocos habitantes de la ciudad y pocos visitantes no conocen El Brillante (en la Plaza del Emperador Carlos V, 8, frente a la estación de tren de Atocha), un templo de este manjar. En el barrio de La Latina también se encuentra otro referente del famoso ‘bocata’ de calamares: Casa Rúa (Calle Ciudad Rodrigo, 3); hay que hacer cola para llevarse uno a la boca. En este local también cuentan con otra tapa típica de la capital: las patatas bravas. Y con deliciosos bocadillos que compiten con el de calamares: de queso, de chorizo, de panceta o de morcilla.

En la Puerta de Toledo, y desde hace nada menos que 70 años, en El Pescador (Ronda de Toledo, 2) cuentan con una especialidad, las bravas, y con un secreto, la elaboración de su rica salsa. Además, están buenísimos sus boquerones en vinagre o fritos y las croquetas.

Los boquerones en vinagre son también insignia de una de las tascas más castizas de Madrid, cercana a la iglesia de Jesús de Medinaceli, La Dolores (Plaza Jesús, 4). A sus tapas de salmón ahumado, anchoa con tomate… y cerveza de barril (ésta, junto a las picantes gildas, para los adultos) se añade su decoración de azulejos y barra de mármol.

Os dejamos una buena carta para disfrutar, aún más, de las fiestas madrileñas, con sus productos más chulos (¿o chulapos?). Pero si aún no es suficiente, os recordamos nuestras recomendaciones para ir de tapeo con los peques por Madrid.