¿Estamos preparados para las tablets en el colegio?

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Cursos escolares con tablets

En los últimos años estamos asistiendo a  la introducción, de forma progresiva, de las tablets en un buen número de centros escolares de educación primaria y secundaria sustituyendo a los tradicionales libros de texto. En un principio, parece que este hecho en sí supone un gran paso en la modernización de nuestro sistema educativo. Entre las bondades que ofrecen estos dispositivos, destacaría su formato ligero, la apertura a un mundo ilimitado de posibilidades, su facilidad para captar la atención de los alumnos mejorando su memoria visual, la programación de clases más interactivas, la mejora de las competencias en el manejo de las TIC y la posibilidad de proporcionar un aprendizaje más personalizado a las necesidades de cada alumno, entre algunas otras.

A primera vista toda esta música suena muy bien pero, si nos paramos a pensarlo un poco más en profundidad, la gran mayoría de las bondades que ofrecen estos dispositivos van a depender principalmente de la metodología educativa que implante cada centro educativo y de la preparación de su equipo docente, pasando la tablet a ser un mero instrumento, no imprescindible, para alcanzar estos objetivos.

No tengo ninguna duda de que la tecnología es hoy en día un elemento y un apoyo imprescindible en la educación de nuestros hijos pero, antes de sustituir los tradicionales libros de texto por tablets, hay un buen elenco de opciones e instrumentos que ayudarán igualmente a los profesores a impartir sus clases de forma moderna y efectiva. El uso de pizarras electrónicas, las aulas tecnológicas presentes ya en todos los centros educativos y la generalización de la informática e Internet en la práctica totalidad de los hogares españoles, considero que son elementos más que suficientes para proporcionar una educación adaptada a los nuevos tiempos que corren.

¿Están preparados los profesores?

Con respecto a la implantación de la tablets en las aulas, mi primera gran duda es si nuestros docentes están realmente bien preparados para sacar un provecho eficiente de estos dispositivos. Frente a los milennials, que son los que verdaderamente han nacido al albor de una sociedad digital, nos encontramos con que la práctica totalidad del profesorado se ha criado en un entorno analógico y por tanto son emigrantes digitales, algo que ya les sitúa de antemano en una cierta inferioridad con respecto a sus alumnos. En no pocas ocasiones nos encontramos con que el profesor se limita a utilizar la tablet exactamente igual que si de un libro de texto en papel se tratara ¿Dónde está entonces la supuesta ventaja? Quizás en su ligereza para transportarla…

Como desventajas a resaltar, no se deberían pasar por alto aspectos como la falta de perfeccionamiento y práctica de la escritura, el desconocimiento de sus efectos a largo plazo sobre la salud visual de los alumnos, el incremento de la adicción a las nuevas tecnologías afectando a la concentración de los alumnos al usar los soportes más tradicionales y las dudas más que razonables sobre el fomento de la creatividad del alumno ya que las tablets han sido diseñadas para el consumo de contenidos y no para la creación de los mismos.

Otro aspecto que me resulta preocupante es que nos vendan un supuesto ahorro económico para las familias. Posiblemente en algún caso sea realidad pero frente a los 215 euros de media que suelen costar los libros de texto de un curso de educación primaria o secundaria, hay colegios que han implantado el iPad bajo la modalidad de renting a un coste de 38 euros/mes por 10 mensualidades sumando un total de 380 euros/año. A esto hay que añadir la necesaria compra de los workbooks en materias como inglés, matemáticas o lengua como mínimo, lo que se traduce en gasto anual claramente por encima de los 400 euros y, además, cuando el alumno se da de baja en el centro tiene que devolver el dispositivo ya que no es de su propiedad. ¿Dónde está el ahorro?

En definitiva, las tablets en los colegios están de moda y da la sensación de que si el colegio de nuestros hijos no ha sustituido los libros de texto por estos dispositivos, les estamos llevando a los ancestros y en España somos auténticos especialistas en pasar del nada al todo en un santiamén, sin llevar a cabo una profunda reflexión sobre las consecuencias de las medidas que adoptamos, especialmente en educación.

Quizás deberíamos tomar nota de Francia, donde recientemente han prohibido por ley el acceso a las aulas con cualquier dispositivo electrónico, tablets incluidas, y es de todos sabido que en materia educativa nuestros vecinos del norte nos llevan varias décadas de ventaja.

Luis Fajardo